miércoles, 10 de marzo de 2010

CON LA VENIA, HACE UN AÑO Y DOS DIAS

Hace dos días hizo un año, fue una tarde de domingo. Tal y como veníamos haciendo desde hace cuatro años, nos disponíamos mudar el altar itinerante del Señor. Recuerdo que antes cuando pisábamos el mármol de la Mayor y había que desmontar los pasos en la mañana del Sábado Santo, y el paso era de menores proporciones y bastante incomodo, nos juntábamos poco mas de diez o doce y metíamos, no con muchísimo esfuerzo y el pellejo calentito del día anterior, la urna en el mismo almacén, yo entonces me afeitaba poco mas de una vez por semana, y nunca sufrimos ningún percance. Quizás la imprudencia de meterlo con la gente abajo supuso un peligro constante, pero también se sacaban antiguamente las “hueveras” para “pinchar” la cera de los palios y no por eso salio ardiendo el palio de la Victoria. Durante tantos años se han cometido tantas imprudencias en los montajes de los pasos, que aquellos que se metían en la bodega soportaban todo tipo de incomodidades para llevar dignamente a Jesús y su Bendita Madre. Pero hace un año, cuando en un paso nuevo, con todas sus supuestas comodidades, y volviéndolo a sacar del destartalado almacén que aun conserva la “Oficial” un brazo se encajó de mala manera entre la “zambrana alta” y el listón de la tablazón. En otras circunstancias uno se daría cuenta de la mala postura, pero quizás los nervios de ser mirados con lupa, y estar en continuo examen, ya no desde lo ajeno a la Cofradía sino cuestionados desde lo mas profundo de los sentimientos de aquellos que se creen dominar todos los ámbitos, ese brazo hizo palanca. Al igual que siempre hubo muchas manos en las zambranas del paso, al igual que siempre ellas iban debajo, al igual que siempre todas sus manos estaban aguantando en el interior de la parihuela sobre cualquier listón o trabajadora cuando se despegaba el trabajo. Pero el peso de su cuerpo cayendo a plomo, buscando con la puntera del zapato la lejanía de un escalón demasiado alto, hizo quebrar uno de los huesos mas duros del cuerpo humano, todos miraron para ver que se había roto del paso, mientras una voz llena de pavor dijo “creo que me he partido el brazo”. Desde aquel momento trece años de costal se vieron truncados, la ilusión que desde hace cuatro años de pasear a su Señor se diluyeron. Hace ya un año y dos días de aquello, en ese mismo día y siguientes muchas fueron las personas en preocuparse por ella, su cuadrilla, parte de la Junta, los sevillanos, y sobre todo cofrades de toda Huelva nos sorprendieron por su interés. Durante el año han pasado demasiadas cosas alrededor de la vida de cada uno de nosotros, y quizás por eso el interés de algunas personas halla girado de forma violenta a un sentimiento contrario al demostrado en principio. A día de hoy todavía nos quedan al menos dos meses mas para una recuperación medio “decente”, a día de hoy aun reside en su cuerpo lo metálico. Aun a día de hoy el buzón esta desierto de cualquier carta de preocupación. Recordemos que en estos momentos en los que una Cofradía se preocupa de asegurar, y cubrirse las espaldas, a sus costaleros, es cuando muchos miran para otro lado. No crean ustedes que con este artículo se busca ningún tipo de homenaje ni nada parecido, pero si una llamada de teléfono. Muchos han sido los casos de pies pisados por los zancos, los tirones musculares, los atropellos y accidentes de circulación, y demás vicisitudes que rodean un ensayo de un paso. Pero recordemos que ese brazo no se quebró fuera de la cofradía, sino sirviendo a la Hermandad, quizás eso se halla olvidado. Las mujeres y los hombres que tienen la valentía de darlo todo bajo los faldones de esa cofradía, se merecen todo el respeto del mundo, no solo por el trabajo que hacen, en muchos casos sin saber muy bien lo que hacen, si no por las precarias situaciones en las que se encuentran, no solo en lo material sino en lo intelectual. A pesar de todo esta Cofradía y “Hermandad” “Oficial” ganará dos cirios mas este año, que también le hace falta.

Gracias a todos, y disculpad el atrevimiento, creo que era justo y necesario.

Que Cruja la Maera

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces los miembros de las hermandades se olvidan de por qué esntan ahí, para servir a Dios y sus hermanos.

Muchas gracias por acordaros de esa persona.