En el octubre del pasado año, nuestra ciudad perdió a un cofrade de referencia, una persona que se ganó el cariño de todos nosotros, una buena persona que daba igual su corta edad para ser ese niño que todos conocíamos y por la que todos preguntábamos.
Javier Zamora Carmona, ese niño encantador, tan cofrade, tan amante de su Huelva, hermano de Pasión, de la Oración en el Huerto y de la Purísima Concepción, ese niño que ayudaba como monaguillo a D. José Antonio Sosa en las misas dominicales, ese niño bueno que el Hijo de Dios quiso llevarse al cielo para tenerlo junto a él, para que mirase a su Huelva de otra forma, desde ese balcón de donde miran los ángeles, esos ángeles que vuelan por nuestra ciudad y que se posan sobre nosotros a lo largo del año para que no los olvidemos nunca.
En marzo de 2011 la Hermandad del Santo Entierro nos ofreció a Jesús Cabrera y a mí la complicada pero no imposible tarea de hacernos cargo del paso de Nuestra Señora de las Angustias, en esos días de ánimo de todos nuestros amigos pensé en él, en Javi en donde estaría él ese Viernes Santo para que el viviera con nosotros y con todos nuestros amigos ese día, pero la Madre de Dios y su Bendito Hijo, le dieron a Javier algunas partes de la Semana Santa del pasado año, no todas, estuvo en Sevilla y tuvo el honor de que Javier Prieto levantara con él a la Madre de Dios en su advocación de la Paz por el Parque de María Luisa, tras esto tuvo que ser de nuevo internado porque la enfermedad le daba días buenos y semanas malas.
Así el Viernes Santo de 2011 la Cofradía no pudo salir a la calle debido a las inclemencias meteorológicas, y no pude dedicarle todo nuestro esfuerzo, ganas y cariño a Javi, pero un año después y ya con la presencia de Javi en el balcón de la gloria que tiene que ser esa campanario de la Concepción del cielo, quise dedicarle nuestra Estación de Penitencia en este Viernes Santo, a ese Cofrade que me enamoró al llamar al paso de Nuestra Madre y Señora de los Dolores en aquella mudá o cogido en brazos de Enrique Izquierdo levantar a la Virgen de la Victoria, o llevar a la Madre de Dios hecha Inmaculada Concepción hasta las puertas de su templo de la mano de mi amigo Afri, además de estar en los montajes de sus hermandades, viendo como se montaban los Besamanos y los Pasos disfrutando de esos momentos.
No olvidaremos esa primera levantá que diste al Señor de la Oración en el Huerto y le dedicaste a los niños del Hospital y las enfermeras o tu cara cuando recibías la réplica en miniatura del paso de la Santa Cruz,
Todo nuestro trabajo será por ti, porque no habríamos tenido más orgullo que tenerte a nuestro lado, aún así todo lo que paso fue en tu nombre y todo lo bueno que venga también lo será, ya que no te vamos a olvidar porque vas a seguir presente en todas estas cosas que tanto nos gustan. Estarás siempre entre nosotros, por mucho tiempo que pase, siempre estarás aquí en tu ciudad que te quiere.
Va por ti.
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