Las casualidades adversas me llevaron de nuevo a Granada hace pocas semanas, es una ciudad que casi no conozco aunque la he visitado demasiadas veces por cuestiones hospitalarias. Pero como hay que tener amigos en todos lados una de las buenas costaleras de la Cofradía del Trabajo, que ironía, me llevo a un pueblo pegado a la capital nazarí donde pude disfrutar de una velada cofrade en un rincón como menos sorprendente. Alicatado desde el mármol hasta las bombillas de carteles, cuadros, estampas, etc... cofrades, rocieros y taurinos, ya no solo de Granada sino de buena parte de Andalucía. Pude disfrutar de sus croquetas, sus alitas de pollo o como ellos las llaman "cigalas cortijeras" y de un ambiente cofrade sin par. Hecho de menos estos tipos de bares sin complejos en Huelva, donde se unan los fogones a los faldones y donde todos seamos iguales, Cofrades. Allí se quedo una estampa del Señor de Las Penas, no podía ser de otra manera. Un pequeño pedazo nuestra tierra se quedo bendiciendo aquel lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario