Ni aunque lo imaginase podría haber sabido lo que me hubiera deparado la festividad de nuestra Patrona, Ntra. Sra. de la Cinta. Quizás los costaleros de la Cinta estemos hechos de otra pasta, pero durante los distintos itinerarios que seguimos, desde la bajada hasta la subida de nuestra particular protectora, nos acordamos de mucha gente debajo de las trabajaderas. Rezamos por los que no están, por los que están por llegar, por los que están pasando apreturas de salud, laboral o familiar. Pero sobre todo nos acordamos de los mas cercanos. Si la bajada nos guardo la sorpresa del atardecer del conquero, para uno de nosotros le deparo un atardecer de conciencia. No voy a decir quien, pero todos sabemos de su elegancia en el zanco de la izquierda alante de la alta. Persona cariñosa, entrañable, de familiaridad ejemplar. Martillo verde lo llamo yo cariñosamente. Curiosamente el año en que le prometía a su hija mayor que la llevaría hasta el Cielo mas Cintero de los imaginables, el conquero, este año ha sido muy duro para el. Hay que ser fuerte y salir de esta calle mala.
Nos acordamos también del hijo de otro de nuestros veteranos de la baja. También de mi hermano, presente en cada momento en mi pensamiento. Pero las casualidad del calendario laboral hizo que tuviéramos el privilegio, para mi lo es, de contar como compañero de trabajadera a una persona importe en el momento actual del costal en Huelva. Este señor, Francisco Rey Roque “Afri”, disfruto el día 7 como ya lo hiciera antes de que algunos nos pusiéramos los pantalones largos. Las casualidades de los relevos le llevo en el ultimo a estar delante miá. Era el momento de acordarme de un tocayo, de un ser celestial, este chaval si que esta hecho de otra pasta. Mis palabras fueron: “Kinete!!!!” “también nos tenemos que acordar de un niño cuyo padre siempre lleva un micrófono en la mano, nos tenemos que acordar de Javi Zamora” “va por el también”. En el momento de arriar el paso a Afri y a mi nos sobraron las palabras, con un simple apretón de manos estaba todo dicho. Que mas se puede hacer.
Pero aquí no termino la historia. Nadie podía saber lo que me esperaba el día de la Santísima Virgen. Este año a la baja no le tocaba hacer la salida, pero como somos unos agonías en vez de irnos al punto de relevo algunos nos quedamos dentro de la catedral, para después salir con el cuerpo de acólitos nos quedamos en las escaleras del porche frente a la puerta de la Merced. Mientras esperamos me llega una persona por detrás, llama mi atención, era Pepe Zamora. Me agradeció el gesto del día anterior, yo que soy blandito para eso de las lagrimas humedecí mis ojos algo mas de lo normal. Pregunte por Javier y me señalo en medio de la bulla en reposo, allí estaba con su madre, en su silla de ruedas y con su gorra colorá. Me quede helado, no supe reaccionar, le dije a Pepe que le diera un beso de mi parte, no fui capaz de acercarme a el. Pero no todo termina aquí. Una vez que discurría la Madre de los Choqueros por el porche nos fuimos acercando al punto del relevo. En esa esquina, mientras miravamos el elegante trabajo de los grandes, apareció sin sin saber Pepe con su mujer y Javier. EL padre le comentó “este es el costalero que te dedico la chicota ayer” mientras se acercaban a mi, “dale las gracias” y su manita se extendió. Yo ya estaba sin palabras, sin casi reaccionar mientras estrechaba suavemente su mano. Mientras una lagrima se escapaba de sus ojos, nunca un gesto me había llegado tan hondo, tanto que me dejo marcado para toda la noche. Los que estuvieron a mi lado pueden dar fe del momento. Os cuento esto por que si cada uno de nosotros tuviera la fuerza de Javier, aunque fuera la mitad, nos iría mejor seguro. Ojala este Lunes Santo te vuelva a ver delante de Jesús de las Penas para hacer tronar el llamador mas costalero de la Semana Santa de Huelva.
2 comentarios:
Cosas que suceden bajo las entrañas de esas Divinas mesas que portan al Señor y a su Bendita Madre. Muy bonita y emotiva la entrada al blog Javi. Un abrazo.
Asi es la gente del costal, grande de corazón y de corazón grande.
Enormes ambos Javieres.
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